Si se enfrenta la pregunta qué es comprender un texto, las respuestas serán diversas, pero ¿cuántas de ellas aciertan de manera clara y sencilla a la esencia de este proceso?.

Se sabe que la lectura forma parte del nivel más alto de las competencias lingüísticas. En el marco del seminario “Hacia una sociedad lectora” el Consejo de la Cultura entregó los resultados del Estudio de Comportamiento Lector que reveló que el 84 % de la población chilena de todas las edades no comprende lo que lee. Las conclusiones fueron lapidarias: sólo un 3% de la población logra evaluar críticamente o formular hipótesis derivadas de conocimientos presentes en un texto (2011).

En 1998 Chile participó en un estudio internacional para analizar la comprensión lectora entre personas de 15 a 65 años. El 60% del grupo estudiado obtuvo el nivel mínimo de comprensión, mientras que el 15% de los profesionales que participaron en dicho estudio fueron considerados analfabetos funcionales. Esto no cambió en nada con el tiempo, siendo el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile en un segundo estudio para medir Competencias Básicas de la Población Adulta realizado el año 2013, quien confirmó que los resultados eran prácticamente iguales a los obtenidos en 1998.

En la misma línea, según los resultados PISA 2009, el 30% de los estudiantes chilenos no alcanza las competencias mínimas en Lectura para desenvolverse en el mundo actual y futuro, además, el 33% de los estudiantes se encuentra en un nivel de competencia justo superior al mínimo. Se podría considerar que este grupo cuenta con habilidades muy básicas para insertarse en la sociedad con eficacia.

En la misma línea, según los resultados PISA 2009, el 30% de los estudiantes chilenos no alcanza las competencias mínimas en Lectura para desenvolverse en el mundo actual y futuro, además, el 33% de los estudiantes se encuentra en un nivel de competencia justo superior al mínimo. Se podría considerar que este grupo cuenta con habilidades muy básicas para insertarse en la sociedad con eficacia.

Si extrapolamos las cifras, en base a los porcentajes anteriores, solo un 37% de los estudiantes de nuestro país logra un buen nivel de Comprensión Lectora, lo que nos lleva a proyectar un futuro laboral y de inserción social bastante poco alentador, considerando aquellos estudios que nos hablan de la estrecha relación entre las habilidades de comprensión lectora y el acceso y persistencia en las carreras universitarias, así como el futuro éxito profesional y laboral que los faculta para participar eficaz y productivamente en la sociedad.

Si bien no podemos desconocer, para dar la información completa, que Chile es el país que más ha avanzado después de Perú desde que se ha publicado la prueba PISA, lo cierto es que nuestra situación comparada con la de los otros países, continúa siendo preocupante.

En consecuencia, pobres logros en cuanto al desempeño de habilidades lectoras orientadas a “la comprensión, el uso y la reflexión sobre los textos escritos, con el fin de alcanzar las metas personales, desarrollar los propios conocimientos y potencialidades y participar en la sociedad” restringe el acceso a la educación superior, lo cual limitaría la eficacia del principal mecanismo de movilidad social para los alumnos más desfavorecidos”. (Bourdieu y Passeron, 2003)

Además, Chile resulta ser uno de los países que presenta menos población lectora de latinoamérica. Si nos centramos en analizar los motivos que los chilenos declaran para no leer, tomando datos obtenidos del Estudio sobre el Comportamiento Lector a nivel Nacional de diciembre del 2011, la razón más frecuentemente señalada es la “falta de interés” (47,3%) y si sumado a eso, el dato de que un 11% se auto designó como no lector, mientras que el 38% se considera poco lector, nos entregan cifras desalentadoras frente a esta actividad en nuestro país. Sumamos a estos antecedentes que, en jóvenes de 15 a 17 años, se declara en último lugar la lectura, con un 4,8% de preferencia, entre actividades desarrolladas en su tiempo libre. Frente a estas cifras alarmantes, y sin duda varias más que se manejan en un sinfín de estadísticas, cabe cuestionarse ¿Cuál es el significado de la lectura para la sociedad?, ¿Qué tan beneficiosa es la lectura?.

Un 37% de la población señaló que permite actualizarse o perfeccionarse profesionalmente; un 21% dijo que su aporte es informar; y un 14% señaló que la lectura permite mejorar la calidad de vida de las personas. En menor medida se señaló que permite saber relacionarse con otros, mejorar el desarrollo del país y tener mayor independencia y autonomía. Si bien es cierto, existe un porcentaje considerable que valora la lectura dentro de un ámbito laboral, es decir consideran que la lectura les permitirá lograr competencias que optimicen su desarrollo profesional, estos porcentajes no se condicen con el 63%, que se mencionaba con anterioridad, que señala tener escasas habilidades o no tener habilidades de comprensión lectora. Por lo visto, las personas valoran esta habilidad o competencia, pero no lo suficiente como para incorporarla a su aprendizaje significativo o convertirla en un hábito.

En conclusión, toda actividad que permita a las personas vincularse de forma significativa al proceso lector es esencial hoy en día, más aún si conlleva la trascendencia de un mejor desempeño y mayor proyección laboral. En esta sociedad en que lo virtual pasa a ser una forma fundamental de comunicarse e informarse, invitamos a los estudiantes a ejercitar sus habilidades por medio de una plataforma que haga de estas tareas algo atractivo y familiar, acercándolos desde su infancia a la lectura y el uso de herramientas tecnológicas.